Durante el tiempo que quedaba de clase estuvimos pintándonos en silencio. De vez en cuando se oían risillas al ver los dibujos de los demás. Inconscientemente busqué con la mirada a Gabriel y le encontré muy concentrado, mordiéndose el labio de abajo. Le observé apartarse el pelo sin dejar de pintar. ¿Qué hago? ¿Estoy observando a Gabi, mi amigo desde hace ya tiempo? No me lo podía creer.
-¡Ahh! ¡Imbécil! ¿¡Cómo se te ocurre!?
No me hizo falta darme la vuelta para saber que era Paula.
-¡Paula! ¿Paula, qué te pasa?- dijo Susana, que se levantó de su mesa y fue a socorrer a su alumna.
-¿¡A mí!? ¡A mí no me pasa nada! ¡Pero a este idiota le falta un cerebro!
-Sergio…- empezó a decir Susana.
-¡Yo no le he hecho nada!- se excusó.
-¡Mira cómo me ha pintado!-gritó Paula
Susana miró el cuadro de Sergio y suspiró.
-Sergio, ¿qué dije sobre pintar que cosas?
-¡Pero yo no me he centrado sólo en “eso”! He dibujado su busto, desde la cabeza hasta las…
-¡Calla imbécil!- le dijo Paula- ¿Y mis mechas? ¡Las has dibujado tan gordas que parecen rastas! ¡Y me has pintado los ojos que parecen que me han pegado puñetazos en ellos!
-Si no te los pintaras tan negros…-dijo Sergio contraatacando
-Y… ¡y esos labios! ¡Parece que son salchichas! ¡Y las…! Bueno ya sabes que esa no es mi talla ni de lejos.
-¿Y cuál es tu talla?- dijo Sergio levantado una ceja. Por respuesta recibió una sonora bofetada.
-¡Paula!- chilló Susana ante aquello
-¡Guarro! ¡Asqueroso!- le gritó ella.
-Paula, Paula, tranquilízate.- dijo Susana poniéndole una mano en su hombro.- Además, no está tan mal. Tiene un toque de…
-¡Obsceno! No sé cómo le puede parecer bonito eso que está pintando.
-Tiene un estilo, Paula, y eso lo puedes apreciar bien tú. ¿No querías estudiar bellas artes?
-Mmm, sí…
-Pues ya sabes, empieza por reconocer el trabajo de tu compañero. Y si no querías que te pintara, ¡no haberte puesto con él! Y tú, Sergio.- dijo apuntándole con un dedo- más te vale recortar un poco ese cuadro y centrarte más en su cara. No quiero, como bien ha dicho Paula, nada que se acerque a lo obsceno. ¡Y lo mismo para el resto de vosotros!-dijo a toda la clase.- Bueno, ya es casi la hora, así que podéis ir recogiendo. ¡No os olvidéis limpiar lo que hayáis manchado!
Paula estuvo a mi lado en menos de tres segundos, agarrada de mi brazo y chillando todo tipo de insultos hacia Sergio y su cuadro.
-Paula tranquilízate, ¿quieres?- le dije por enésima vez.
Ella respiró hondo y me miró.
-Voy a cambiar mi cuadro.- dijo Paula.- Voy a pintarlo todo de negro, porque me provoca odio, odio hacia él y todo lo que hace.
-¿Y qué habías pintado antes?
-Nada.- dijo con demasiada rapidez y mirando hacia otro lado
-Paulaaa, déjame verlooo…
-No, porque… porque no era nada. Garabatos.
-Paulaaa
-¡Que no!
Actué con rapidez y se lo quité de las manos. En él se veía un boceto de lo que sería la sonrisa de Sergio. Esa ladeada con la que le había convencido para que fuera su pareja. Enseguida me lo arrebató
-¡Te dije que no era nada!
- Pues yo veo en él la sonrisa traviesa de tu compañero…
-¡No! Son líneas
- ¿Qué has dib…?-dijo de repente Gabriel asomándose por el hombro de Paula.- ¡Oh! Bonita sonrisa. Me recuerda a la de…
-¡No es una sonrisa! ¡Son líneas!- gritó Paula dándose la vuelta y saliendo del aula a paso ligero.
-Pues yo juraría haber visto una sonrisa.- me susurró Gabriel. Yo me reí levemente y asentí.
-Lo mejor ahora es dejarla un rato en paz hasta que se le pase.-dije
-¿Cómo es que te has puesto con Stephanie? Pensaba decirte que si querías ser mi pareja- qué bien sonaba eso- pero enseguida te vi con ella.
-Lo está pasando mal. Ya sabes, la arpía Jennifer le hace la vida imposible.
-Cómo no…
-Ya. Bueno.-no sabía que decir.-¿Q-qué clase tenemos ahora?
-Matemáticas.
-Oh, no. Se me están dando fatal este año. No las entiendo.
-Si quieres te ayudo.- no veía ningún atisbo de nerviosismo en él, al contrario que yo, que notaba que las palabras se me atragantaban.
-Mmm, vale. Bueno, no sé. El examen tendrá que ser pronto y el trimestre pasado aprobé por los pelos…
-Bah, yo voy bien. Pero... si me ayudas en lengua, no te cobraré por mis clases.-dijo con una sonrisa.
-¿¡Qué!? ¿¡Que pensabas cobrarme!?- le di un empujón
-Suelo pedir 7 euros la hora. Por ser tú, te lo dejo en cinco.
Le volví a empujar sin dejar de reírme.
-Te aprovechas de los pobres estúpidos como yo para sacarle dinero para tu nueva tabla de skate, ¿verdad? Pues que sepas que te quedas sin mis clases de lengua. ¡Disfruta suspendiendo!-le dije y empecé a andar.
-¡Espera!- me retuvo cogiéndome por la muñeca.- Lo dejamos en el trato inicial, yo te ayudo, tú me ayudas y no hay dinero de por medio. ¿Vale?
-Vale- y le dediqué la sonrisa más bonita que pude.
16 ago 2010
19. Sonrisas
Pensado por fragile_tear en 21:52
Etiquetas: palmeras de chocolate
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3 alivios para mis lágrimas:
uuu una gran pelea
me gusta muchisimo la historia XD
besitos
Guau! otro premio felicidades ;) me encanta que Di ya vaya adaptandose sin el asqueroso de JAVI ¬¬ xD mola lo de: "alvio para mis lagrimas" xD es muy original ;) bss. (L)
Bien! Pensé que ausentarme 2 días en blogger significaría que me perdería muchos capítulos, pero veo que solo estaba atrasada por uno :)
Paula tiene actitud, me encantó como le grito a Sergio xD Y lo de la excusa de las lineas fue tan dulce.
Gabi ya esta empezando a formar un camino en la historia, eso me gusta. Quiero saber más de él!
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