Samuel se removía inquieto en el escondite: se le estaba durmiendo la pierna izquierda. Pero si se movía, podían detectarlo.
-Hekiaziel...-dijo en un susurro.
-¡Sssshhh!
-Pero....-justo entonces Samuel notó como algo se enroscaba en torno a su tobillo. Emitió una especie grito ahogado, que sobresaltó a Hekiaziel.
-¿Te quieres estar callado mocoso emplumado?
Samuel le habría reprochado el insulto si sintiera un pánico horrible que le imedía hablar.
De repente algo tiró de él con fuerza, y con un grito de miedo calló al suelo.
-¡Estú...!- Hekiaziel no terminó de hablar. Se dió la vuelta para descubrir a Samuel, con la espada de uno de los demonios anteriores rozando su cuello. El demonio sostenía al ángel entre su prominente pecho y su afilada espada, y sonreía de forma desagradable. Detrás de él, se situaban los otros dos demonios.
Samuel respiraba entrecortadamente, por la quemazón que le producía el roce de la espada del demonio contra su cuello.
-Vas a venir con nosotros, Fairequiel.-dijo el demonio que sostenía a Samuel.- O el ángel morirá.
-¿Por qué debería importarme que muriera?
El demonio sonrió y presionó un poco más el cuello del ángel. Este emitió un sollozo y miró a Hekiaziel con sus enormes ojos azules. Hekiaziel podía dejarle morir, pero Samuel le recordaba tanto a Abel: tenía sus mismos ojos. No soportaría ver morir a su amigo por segunda vez.
-Voy con vosotros.-dijo.-Pero deja en paz al ángel.
Próximo capítulo: Sorpresa xD
2 alivios para mis lágrimas:
Lo siento Gema, pero te las tienes que apañar SOLA.
esta chulísima si me dejara votar escogería el 1º
xD
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