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30 sept 2009

Capítulo 28

Se acercaron hasta el árbol, bajo el que niños jugaban a pillar y un grupo de chicas charlaban animadamente. Keira tocó con dulzura la corteza y le susurró “ya estamos aquí”. Samuel se quedo mirando mientras ella le acariciaba. No pasaba nada.
-¿Y ahora qué?- le preguntó a Keira.
-No pretenderás que hablemos con él delante de toda esta gente, ¿no?- le respondió Keira. Una de las chicas que estaban junto a ellos les miró sorprendida, y siguió conversando con sus amigas.- Volveremos cuando hayan cerrado el parque.
-¿Y eso cuando es?
-Por la noche, lógico.
Samuel miró hacia arriba. Entre las hojas del roble se veía un claro cielo de verano. Sería Junio. Vio que Keira se abanicaba con la mano mientras miraba con odio sus ajustados pantalones negros. Él miró los suyos, que le llegaban hasta las rodillas. Keira había acertado con él, pues se moría de calor.
-Vamos a tomar un refresco- le dijo Keira. Así haremos tiempo.
Atravesaron las abarrotadas calles de París y se pararon delante de una hamburguesería.
-¿Tienes hambre?-le preguntó Keira. Samuel se disponía a contestar, pero sus tripas lo hicieron por él.
-Entremos.
Pidieron un par de refrescos y de hamburguesas y se sentaron en una mesa vacía. Keira se miraba distraídamente las uñas mientras chupaba de la pajita de su refresco. Samuel devoraba su hamburguesa cuando de acordó de algo.
-Keira, tenemos dinero, ¿verdad?
-Pues claro.
-Ah, vale.
-Me traje un poco de dinero que guardaba de la última vez que estuve aquí. Creo que tenemos suficiente para pasar un par de días… aquí.-decía Keira mientras rebuscaba entre todos sus bolsillos.
-¿¡Lo has perdido!?- le preguntó asombrado Samuel.
-¡No! Claro que no, sólo que está… -Keira seguía rebuscando, pero se dio por vencida- Sí, lo he perdido.
-¿¡Y ahora con qué pagamos!?- dijo Samuel mirando los restos de las hamburguesas.
-Pues… seguro que se me cayó en el almacén cuando me cambié.-dijo avergonzada.- Voy a por él, mientras tú quédate aquí. No te muevas.
Keira se levantó enseguida y salió corriendo hacia el almacén.
Samuel se distraía mirando a los otros clientes cuando vio entrar a tres chicas. Eran las que estaban en el parque. Él intentó esquivar sus miradas, pero venían hacia él. Esperaba que le preguntaran si estaba loco por hablar con árbol, pero se equivocó.
-¿Te has peleado con tu novia?- le preguntó una voz dulce que venía de la chica morena. Llevaba una corta falda vaquera con una camiseta lila. Tenía el pelo ondulado en las puntas y un suave maquillaje realzaba sus ojos verdes. Samuel se quedó totalmente embobado.
-Eh… no, no tengo novia.- balbuceó.
-¿Y quién era esa, entonces?- le preguntó una chica de baja estatura y de rasgos afilados que acompañaba a la morena.
-Es… sólo una amiga.
-¿No te importará que nos sentemos contigo?- dijo la morena acercando una silla. Samuel negó con la cabeza mientras hacía sitio a las demás.- Soy Nathalie. Ellas son Gabrielle y Caroline.
La chica bajita, Gabrielle, le sonrió de forma amplia, mientras que Caroline, de rizado pelo rubio, esquivaba con timidez su mirada.
-Yo soy Samuel
-¿Y qué haces en Francia? ¿Estás de vacaciones?- le preguntó Nathalie
-Pues… sí, estoy de vacaciones.
-¿Y de dónde eres? ¿De Suiza?- le siguió preguntando Nathalie.
-Sí, eh… de Turín.
-¿Turín? ¿Turín no está en Italia?
Había metido la pata.
-Es que… ahora vivo en Turín, pero soy de Zúrich.- explicó cruzando los dedos bajo la mesa para no volver a equivocarse.
-Pues me gustan bastante los suizos…-le dijo con una risita Gabrielle a Nathalie. Ella asintió.
- ¿Y hasta cuando vas a estar?
-Eh, no sé.
-¿Hasta Agosto?- preguntó emocionada Gabrielle.
La situación se le iba de las manos.
-P-Puede. Sí, quizás.
“Vamos Keira, llega pronto”
-Pues entonces podemos quedar esta noche- le dijo Nathalie capturándole con sus ojos verdes.- Sé de un sitio bastante divertido.
-Sabemos- replicó Gabrielle. Nathalie le mandó una mirada asesina.
-Bueno, ¿qué te parece?- le preguntó Nathalie con una dulce sonrisa.
Samuel estaba en un aprieto. Debía hablar con Luminor, necesitaba su información. Pero la mirada de Nathalie… Un “vale” iba a salir de sus labios cuando oyó una voz fría detrás de él.
-Samuel está ocupado esta noche. Quizá otra. O nunca.- Samuel se dio la vuelta y descubrió a Keira que no apartaba los ojos de las chicas.
Nathalie la miró entrecerrando los ojos mientras se levantaba de la silla, seguida de Gabrielle y Caroline. Entonces Samuel descubrió un papel en su mano mientras Nathalie le susurraba “llámame”. Lo miró y vio apuntado un móvil. Lo guardó y se giró hacia Keira.
-¿¡O nunca!? ¿Quién te crees que eres para mandar en mi vida?- le gritó
-Alguien con quien has hecho un trato. No íbamos a traicionarnos, ¿recuerdas?
-Creo que divertirme no es traicionarte.
-Claro que sí. Se te olvidaría a qué hemos venido, pasarías del trato y me dejarías aquí sola sin poder volver al infierno.
Samuel no la miró. Le pareció más interesante un hilo que colgaba de su camiseta.
-Voy a pagar. Y ahora nos vamos.- le avisó Keira.

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