Corrió por los jardines y alrededores del castillo, buscando otra salida que no fuera la principal, ya que ahora estaría llena de guardias. Tampoco se atrevía a salir volando, ya que seguro que había arqueros preparados para dispararle en cuanto le vieran volar. Si no encontraba una salida pronto se quedaría atrapado.
Recorrió varias veces la muralla evitando la mirada de los guardias e intentando encontrar alguna pequeña puerta por la que escapar. De repente se acordó de Hekiaziel y los ojos se le inundaron de lágrimas. Aquella imagen de esa espada hundida en su pecho no la podría olvidar nunca. Tras tantos años sin compañía, era ahora cuando se sentía auténticamente solo sin el demonio a su lado.
Estaba perdido en sus pensamientos cuando noto un saliente en la muralla. Se acercó y descubrió el pomo de una pequeña puerta. No le dio tiempo a alegrarse, porque en aquel momento alguien tiró de él y le agarraba las manos fuertemente. Intentó zafarse de él pero tenía una fuerza increíble. Forcejeó hasta que pudo ver el rostro de quien le había atrapado, y se llevó una gran sorpresa al descubrir un rostro femenino de grandes ojos grises. Tenía el pelo oscuro recogido en una trenza y vestía totalmente de negro, al igual que sus alas. Apenas sería mayor que él. Mientras él seguía observándola, ella aprovechó y le hizo una llave que le dejó totalmente inmovilizado.
-¡¡Suéltame!! ¡¡Suéltame!!-gritaba Samuel, ya que era lo único que podía hacer.
-¿Quieres dejar de chillar? No te voy a hacer nada.- le susurró ella.
Samuel se calló y ella le soltó, ayudándole también a levantarse.
-Sólo buscaba lo mismo que tú- dijo ella señalando la puerta secreta.
-Pero… ¿tú quién eres?- le preguntó Samuel.
15 ago 2009
Capítulo 10
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