Samuel y Hekiaziel cruzaron una mirada llena de asombro.
-Si, leo el pensamiento.-dijo Kelthanz.- Claro, que ya os habíais dado cuenta. Es evidente.
Kelthanz hizo una pausa, miró a Samuel, y continuó.-Está bien, Hekiaziel tenemos un problema. Le has contado muchas cosas al ángel. Pero está protegido, por lo tanto: Samuel puede marcharse.-miró al ángel de reojo, después se volvió hacia Hekiaziel y la expresión de su cara dejó de ser tranquila, para mostrar una máscara de dolor e ira.- Pero mucho me temo que tú no. Has cometido dos crímenes: el primero fue matar al antiguo señor de este lugar y el segundo revelar su pasado al hijo de Abel.
Samuel lo comprendió todo de golpe, no es que los demás ángeles no supieran nada de sus padres, si no que les estaba prohibido hablar de ello, ¿pero por qué estaba protegido? ¿Por qué era él especial?
-Lleváoslo.-dijo Zelthanz.
-¡¡SAMUEL!!-gritó de repente Hekiaziel.-¡¡Samuel, Zenia no murió!! ¡¡Los ángeles la tienen encerrada en otra dimensión!! ¡¡Tienes que encontrarla!! ¡¡Ella lo sabe!! ¡¡Ella puede decirte quien eres!! ¡¡Vuela Samuel!! ¡¡Ve a buscarla!! ¡¡Luminor te dirá dónde se encuentra!! ¡¡Co-. Entonces Hekiaziel palideció y se le descompuso la cara: la espada de Welior se había hundido en su pecho.
-¡¡HEKIAZIEL!!-gritó Samuel, sintiendo que el color huía de sus mejillas.
-¡Coged al ángel!-gritó Kelthanz furioso.
Entonces Samuel corrió hacia la salida, extendió las alas y se elevó, dejándo atrás una sala de torturas llena de demonios furiosos
Próximo capítulo: Escapar de la Ciudad del Miedo.
2 alivios para mis lágrimas:
jo, como molaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!
Gracias !! Por lo menos tu opinas!! Me alegro de que te guste !!
Publicar un comentario